domingo, 17 de febrero de 2013

Cáncer prostático de origen neuronal, inmune a terapias hormonales

Es la propuesta de novedosos estudios en el Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana
El cáncer de próstata es una patología que se presenta con la vejez, cuando empieza a haber una degeneración del sistema nervioso
 
 
En México, el cáncer de próstata ocupa el segundo lugar de muertes por cáncer entre los hombres. Los tratamientos que existen hasta ahora y que se usan desde hace tiempo son hormonales, pero hay un sector de la  población afectada que no responde a estas sustancias y una de las hipótesis es que pueden presentar un cáncer prostático de origen neuronal.
  María Elena Hernández Aguilar, del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana, dice que a partir de investigaciones recientes en neuroncología -disciplina que estudia el cáncer producido por alteraciones del sistema nervioso en cualquier parte del cuerpo- se aborda el cáncer de próstata desde un enfoque neuronal ante la ineficacia de los medicamentos que impactan el sistema endócrino, sin efecto alguno en el neuronal.
  "La hipótesis que propongo y en la que estamos empezando a trabajar es que las patologías en la próstata son iniciadas por una degeneración en el sistema nervioso periférico (que relaciona al sistema nervioso central con órganos y miembros) y son mantenidas posteriormente por el sistema hormonal".
 
Explicó que el cáncer de próstata es una patología que se presenta en edades avanzadas, justo cuando empieza a haber una degeneración del sistema nervioso y que tiene que ver con la vejez.
 
El cáncer de próstata es un padecimiento que afecta más a hombres mayores de 65 años y es poco común entre los menores de 45 años. A nivel mundial es también el segundo más frecuente con 680 mil nuevos casos al año, aproximadamente.
  La integrante de la Academia Mexicana de Ciencias explicó que el sistema hormonal se mantiene más o menos constante pese a las variaciones de la edad: conforme el hombre envejece los niveles de testosterona (principal hormona masculina) van decayendo, pero los de prolactina (una hormona sexual peptídica) van aumentando (hiperprolactinemia), por lo que considera que ésta es la que tiene una influencia más fuerte en el cáncer de próstata que la testosterona.
  "Los resultados nos han llevado a apoyar una hipótesis en ese sentido. Pero resulta que la próstata también tiene una inervación, la cual está dada por dos nervios situados a nivel de la cadera: pélvico e hipogástrico, un dato que en el momento en que se llevaba la investigación no habíamos considerado", explicó la neuroendocrinóloga.
  Hernández Aguilar sostuvo que la idea es empezar a estudiar la relación que hay entre el sistema nervioso periférico y el control de la glándula prostática, pues es necesario establecer, primero, la fisiología de la próstata, compleja por cierto, para conocer después el origen de sus patologías.
 
La especialista comentó que esta investigación se lleva a cabo de manera inédita en México, aunque en otros países ya se trabaja con el ganglio pélvico, pero sin involucrarse en la relación que tiene con el sistema hormonal.
 
"La importancia de esta investigación es ver cuál es el efecto que tiene el sistema nervioso sobre la próstata, vincularlo con el sistema hormonal y saber cómo se mantienen estas patologías. Se sabe que la prolactina induce patologías, creemos que esta hormona es la que puede mediar el que las células epiteliales adquieran la capacidad de migrar y hacer metástasis. Lo que no sabemos es si pueden estar ayudadas por esta degeneración del sistema nervioso y es lo que estamos evaluando".
  Hernández Aguilar explicó que la próstata produce el semen prostático y lo hace de manera constante, pero durante la expresión de la conducta sexual hay mayor producción.
  "Lo que sabemos es que la actividad sexual promueve cambios en  la estructura de la próstata, ¿qué quiere decir esto?, que durante la  misma se modifican los niveles de algunas hormonas, hay un aumento de la prolactina y de testosterona, y una caída de estradiol, también hay un incremento de receptores androgénicos (sitios en la superficie de las células afines a la testosterona), es decir, un conjunto de cambios endocrinológicos que aumentan el peso de la próstata, el cual ya no cambia, ahí se mantiene, pero si se le introduce prolactina a un modelo animal (en ratas) que no ha tenido actividad sexual, esta sustancia produce aumento del peso de la próstata, lo cual no se observa cuando se tienen animales sexualmente expertos".
  De ahí que la investigadora subraya el interés de trabajar en animales sexualmente expertos en los que hay un cambio en la estructura y en la función de la próstata que fue inducido por la propia experiencia sexual; lo que no resulta igual al trabajar con una próstata que no fue sometida a ese cambio.
  María Elena Hernández, quien empezó con esta investigación en 2004, habiendo conseguido hasta el momento resultados significativos, sostuvo que por ahora no trata de buscar como primer paso curar el cáncer prostático, sino saber por qué y en qué momento va cambiando la funcionalidad de la próstata hasta derivar en una patología.
  María Elena Hernández Aguilar aseguró por otro lado, que en el organismo no ocurre nada si no está controlado por el cerebro y, lo que se refiere al sistema de inervación (sistema nervioso periférico) aún falta por ser investigado en su totalidad, pues su estudio no resulta fácil.
  Mencionó que su proyecto se desarrolla en diferentes líneas tratando de encontrar respuestas a preguntas tanto a nivel hormonal como neuronal y confía en que a mediados de este año pueda publicar los primeros datos del trabajo que realiza junto con su equipo que espera sean aceptados para seguir avanzando en sus estudios.

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